Asistieron más de 28.000 personas y se jugaron US$ 2.100.000.
El hipódromo argentino salvó con buena nota la organización de su primer Latino, más allá de algunos aspectos que deberá corregir para cuando tenga la chance de volver a ser sede. Principalmente, tendrá que mejorar su sistema de seguridad. Aunque parezca insólito, más de un turfman chileno fue robado durante el festejo en pleno recinto de los vencedores. Hasta el criador y el entrenador del caballo ganador fueron víctimas del hábil manejo de los amigos de lo ajeno.
Otra de las quejas que se escucharon estaban referidas a que la cantidad de cajas expendedoras de boletos no eran suficientes para satisfacer la demanda de las más de 28.000 personas que concurrieron a la fiesta, algo que también sucede en Maroñas, generalmente, los días de grandes premios. Pese a ello se alcanzó un betting que superó los dos millones de dólares luego de disputadas las 17 competencias de la reunión.
En la pista, Chile celebró la obtención de su séptimo Latino, que por otra parte fue el primero que consiguió fuera de casa, lo que sin dudas le da un mayor realce a la victoria lograda por Quick Casablanca, el cual costó unos US$ 34.000 cuando fue subastado por el haras Matancilla.
Así, la hípica trasandina igualó en triunfos a la peruana y ambas marchan ahora segundas detrás de Brasil, el país más ganador de este cotejo con nueve victorias.
Para Gonzalo Ulloa, jinete del hijo de Until Sundown, fue apenas su segunda participación en esta carrera itinerante, tras llegar octavo con Staccato en la edición 2009 que fue ganada por el local Hot Six en Cidade Jardim (San Pablo)
Los que siguen con números en rojo son los argentinos. De las nueve veces que oficiaron como anfitriones, pudieron ganar apenas tres, mediante Savage Toss (1989), el recién fallecido Potrillón (1992) y Don Incauto (2005).
Esta historia continuará y su destino ya está marcado: Hipódromo de Chile en 2013 y Monterrico (Perú) en 2014.